Civil Mariana y Franco

Hay historias de amor que no conocen límites ni fronteras, y la de Mariana y Franco es una de ellas. Ella, boliviana; él, chileno. Decidieron unir sus vidas en La Paz con una boda civil íntima y elegante, rodeados únicamente de las personas más cercanas a su corazón.

Mariana deslumbró con un vestido corto, chic y sofisticado, acompañado de un velo estilo bird cage que le daba un aire de delicada nostalgia. Caminó junto a Franco con una sonrisa serena, y él la acompañaba con esa mirada profunda que lo decía todo: la certeza de haber encontrado a su compañera de vida.

La celebración fue sencilla, en el calor de una casa familiar que se convirtió en refugio de emociones. Al entrar, los novios soltaron globos al cielo, como un símbolo de deseos y sueños compartidos. La cena estuvo acompañada de cantantes que llenaron el ambiente con melodías íntimas, haciendo que cada momento pareciera un susurro al alma.

La lluvia se asomó tímidamente, y el cielo nublado regaló un aire melancólico que, lejos de opacar, realzó la belleza del día. Desde la casa, la vista de las montañas rojizas se convirtió en testigo silencioso de un amor verdadero, sólido y eterno.

La boda de Mariana y Franco fue la prueba de que la magia está en los detalles sencillos: en las miradas, en las manos entrelazadas, en la complicidad que se siente aún en silencio. Fue un día para recordar que el amor no necesita adornos, porque por sí solo ilumina cualquier escenario.


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